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Pantallas y Botellas

Las pantallas llenan una botella especial que siempre pierde líquido. Aunque parecen suficientes, nunca lo son. Limitar el tiempo frente a pantallas ayuda a mantener el equilibrio emocional y mental en los niños.

Actividad

Imagina que dentro de tu cerebro hay varias botellas, y cada una de ellas se llena con un líquido especial que representa diferentes cosas que necesitamos.

 

Por ejemplo, cuando dormimos, estamos llenando la botella del sueño.

 

Por la mañana, cuando abrimos los ojos, es porque esa botella ya está llena y estamos llenos de energía para jugar y aprender durante todo el día. Cuando comemos, estamos llenando la botella del hambre. Una vez que hemos comido lo suficiente, esa botella se llena y ya no tenemos más hambre. Esto significa que estamos listos para hacer otras cosas, como jugar o estudiar.  ​

 

Pero hay una botella especial que se llama la botella de las pantallas. Esta botella es diferente de las demás porque todavía no está completamente construida y todavía tiene agujeros que necesitan muchos más años para que cierren. Cada vez que miramos la televisión, jugamos con una Tablet o usamos el teléfono, comenzamos a llenar esta botella.

 

Pero el líquido nunca llega al tope porque siempre se está escapando por los agujeros.  ​ Debido a estos agujeros, nunca sentimos que hemos tenido suficiente tiempo de pantalla. Siempre queremos más y más, y nos frustramos cuando alguien apaga la televisión o nos dice que es hora de dejar el teléfono. Esto es porque, aunque estamos llenando la botella, nunca podemos llenarla completamente debido a los agujeros.  ​

 

Aquí es donde nuestros padres y adultos vienen al rescate.

 

Ellos saben que necesitamos ayuda para cubrir esos agujeros en la botella de las pantallas. Así que, cada vez que nos dicen que es hora de dejar las pantallas y hacer otra cosa, es como si estuvieran poniendo una cinta adhesiva sobre los agujeros. Esta cinta adhesiva nos ayuda a controlar cuánto tiempo pasamos frente a las pantallas, hasta que seamos lo suficientemente grandes para hacerlo solos.

 

Entender cómo funcionan estas botellas en nuestro cerebro nos ayuda a ver por qué es importante tener límites con las pantallas. 

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